El libro de las partes

Por Karina Valcárcel

Parte uno, parte dos, aparte, sin parte podría parecer a simple vista un libro esquizofrénico, una apreciación que podría verse reforzada por las ilustraciones que acompañan o más bien dividen el libro, que le dan esa apariencia clínica, interesante pero no determinante en esta publicación.
En una segunda mirada, podría parecer un libro transgresor, desde la portada que imagino debe haber escandalizado a más de una madre de familia, hasta el título. Un título largo, extraño, una suerte de juego de palabras que no evidencian a esfuerzo mínimo el contenido del libro.

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Le he dicho a Enrique que el nombre de su libro es muy largo y él me ha respondido que si gusto puedo llamarlo: “El libro de las partes” de las partes de Enrique por supuesto.
El libro de Enrique es al tacto como una golosina, esta naturaleza dulce se prolonga hasta las primeras páginas donde encontramos en su primera parte versos como:

Tu espalda en la noche es mi espada/ Y me ahogo en los panales de tus ojos/ tus labios pegados a los míos con un clip/ pequeño papel bond –esta noche te recuerdo que escogiste quedarte en mi corazón.

La parte uno del libro de Enrique es un manifiesto, es un decirle a alguien algo, como una conversación en la que la contraparte se ha quedado dormida. Me inclino a pensar que habla de amor, pero no de esa forma en la que el amor nos duele o nos eleva, sino el amor como un sentimiento extraño, la contemplación de detalles que nadie más pudo ver hasta ahora.
Parte dos resulta brevísima, en estos textos encuentro principalmente la exteriorización del deseo ligado a lo sexual:

Te haré el amor como si fueras una sombra/ te lo haré sin amor
Te he entregado el alma y la soledad/ como estos años que destruyo/ por desearte y bordearte/ con mi cuerpo que hoy te cedo.
Hombre en tu piel/ en tu sexo en tu olvido/ soy el que te penetra de felicidad.
La pena es la llaga de tu sexo.
Toma mi cuerpo/ bébelo a sorbos/ devóralo y entrégatelo.
Y morir y hacerte el amor/ y hacerte el amor muriendo.

Curioso resulta que el destinatario de estas líneas sea un hombre, hasta aquí podríamos decir que además de esquizofrénico este libro es bisexual o que el autor se gusta mucho.
“A parte” dura dos páginas y es la mención de la vida familiar. Dos poemas que se conectan con la parte final de este libro o Sin parte, donde aparece la relación del autor con su entorno.
Pero querido lector, no peque de idiotez ni apresure su juicio, Parte uno, parte dos, aparte, sin parte, no es el libro de un hombre de personalidad múltiple, es sólo el registro del que ha tomado conciencia de que las personas nos son una sola cosa, redonda y gris. Es el testimonio de aquel que se reconoce en todas sus facetas y etapas. Y esto hace que la lectura de este libro resulte deliciosa.

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